Un día abrí un post que hablaba de una reunión de VStroms en Francia por parte de unos franceses vstromistas. He de reconocer que la idea me sedujo porque Francia cada vez me gusta mas (no se si será por su primera dama o que, pero me seduce ese país). Pero como buen autónomo no podía decidir nada con tanto tiempo o decidirme y perder el dinero (en el caso de que se tuviera que poner) de la reserva.
Al final me decidí y tiré adelante la idea de ir, con lo que me puse en contacto con Nati para que me gestionara el arrendamiento de una caravana. Esto fue porque todas las “negociaciones” se tenían que hacer en francés . Así que primer paso para no molestar a nadie fue buscar un hotel en el pueblo tirando de Internet. Dicho y hecho, bueno, bonito y “casi” barato pero después, mirando la localización exacta del pueblo ví que de Vezac’s hay tres en Francia (mínimo) y el que había cogido yo estaba como a 300 kms del punto de reunión.
Lo dicho, suerte de la intervención de Nati, terminé con el arrendamiento de una caravana. Fantástico y desde aquí agradecérselo de todo corazón.
El día de partida creía que no podría salir hasta tarde pero con un madrugón y arreglando cuatro asuntos, pude escaparme a las 6 de la tarde. Habíamos quedado con Jaume, M.Mercé, Arturo y Luna en Andorra. El resto del grupo subirían al día siguiente por carreterillas lo cual se les unirían Arturo y Luna. Jaume, M.Mercé y yo iríamos “tot xino-xano” a nuestra bola.
Así que a las 6 me subí a la moto dirección Andorra. Si hubiera podido salir antes mi intención era subir o por Toses o por Oliana o por Sant LLorenç de Morunys pero al final por el camino fácil, rápido y paganini.
Pasado Manresa el cielo se puso bastante oscuro y empezó a lloviznar. Nada del otro mundo pero como no llevaba el foro de agua pare en una gasolinera a ponerme el traje de agua. Abre la maleta, saca el traje, intenta ponerte los pantalones sin caerte, la chaqueta, bueno, la parafernalia que todos conocéis. De mientras no paraba de caer rayos a diestro y siniestro (hacía tiempo que no veía una tormenta eléctrica como esta). Una vez todo acicalado y con el deposito lleno, estaba preparado para que me cayera la del pulpo, pero la verdad es que el traje este de agua es una maravilla porque es ponértelo y dejar de llover.
Pasado el Túnel de Cadí me llego un mensaje de una llamada perdida de Arturo, con lo que le llamo para ver que quería (pensado que él ya estaba en Andorra) y me comenta que cuidado cuando suba que en Manresa no es que llueva, sino que le estan tirando cubos de agua. Tal era la lluvia que habían tenido que parar. Yo le comento que eso ya lo había pasado y que en Bellvè de Cerdanya hacia hasta solete.
Llegue a Andorra a las 8 y pensado que Motocard cerraban a las 8:30 me acerqué para mirarme unos pantalones, pero no, cerraban a las 8 y como es normal, ya no me atendieron y tampoco quise insistir por lo que me dirigí a casa de Jaume y M.Mercé.
Siempre es un placer poder compartir un rato, unas horas o unos días con esta encantadora pareja. Habitación, parking, ducha, toalla, bueno, como en casa que me tratan (a veces en casa no me trato tan bien).
Una vez ya preparado hablamos con Arturo y le comentamos que los iríamos a buscar sobre las 9:15 para dirigirnos a cenar.
Tardaron un poquillo mas pero era normal después del chaparron que les había cogido subiendo. Así que una vez secos y arreglados nos dirigimos a un buen restaurante de montaña que conoce Jaume.
Ensalada, embutidos, pan tostado, caracoles y un segundo plato. Postres y cafés. Que se puede pedir mas por aun no 20 €.
Y encima en buena compañía, riendo y jugando al pin-pom con unas paletas y un ajo (también había vino, valeeeee). Así acabó el resultado del match.
Después de todo esto nos decidimos ir a dormir porque entre el cansancio de todo el día, que al día siguiente teníamos algo mas de 400 kms de ruta y el cansancio por el match de pin-pom, el cuerpo ya tenía suficiente (y el vino no tenía nada que ver)
Por la mañana me levanté tempranito para acercarme a Motocard a mirar lo de los pantalones y después de ciertas aventuras y desventuras conseguí lo que quería. Así que a las 10 de la mañana emprendimos la ruta hacía
Sarlat. Salimos de Sant Julia, Andorra la Vella, Escaldes, Encamp y antes de llegar a Canillo nos para un urbano andorrano diciéndonos que no podíamos pasar por una corrimiento de tierra. Jaume, algo cabreado le recrimina que podrían haber avisado antes y el urbano, algo acongojadito le comenta que llevan toda la semana informando por la tele (vemos poca tele, eh!!!!! Jaume. O eso o nos miramos los documentales de los ñus del Serengueti de la 2).
Así que deshaz el camino hecho y coge la carretera que va por el puerto de Ordino (mira, no hay mal que por bien no venga) un puerto mas en nuestro haber. Cuando llegamos cerca del final del puerto otro urbano que corta la carretera. Aquí ya parecía cachondeo, así que me acerco y le pregunto que qué pasa. Me comenta que hay unas piedras sueltas que las estan asegurando.
En eso que empiezan a tirar dichas piedras. Valiente forma de asegurarlas.
Aprovechamos el paron para echar unas fotillos ya que el paraje y el tiempo acompañaban y mucho.
Después de 15 minutos emprendimos la marcha, superando el Pas de la Casa y adentrándonos en tierras francesas. Lo chungo de la cosa es que pasamos la frontera a las 12 del mediodía. 2 horas para salir de Andorra (y luego dicen que es un país pequeño).
Fuimos alternando carreteras pequeñas con tramos de autovía hasta llegar a unos 30 kms de Toulouse cuando nos decidimos para a comer. Eran las 14:15 aun no, y cuando nos vio el chico de la pizzería la intención de entrar a pedir nos suelta antes que preguntásemos nada que ya estaba cerrado (jod*r, a la hora que empiezo a comer en casa y aquí ya han cerrado)
Como llevábamos tuppers para la cena decidimos echar mano de ellos para prepararnos in pic-nic. Compramos una agua, una cervecita y unos cafés y nos sentamos a comer tan ricamente.
Hacia un sol de justicia, así que venia a gusto parar un rato y sacarse ropa. Y mas cuando unos kilómetros antes habíamos parado para ponernos los trajes de agua porque empezaba a llover un poquillo, pero como siempre, el traje hizo su trabajo y dejo de llover a los pocos kilómetros.
Retomando la marcha decidimos coger un cachito de autopista para ganar las 2 horas perdidas para salir de Andorra. Decidimos llegar hasta Cahors, saltándonos asó Toulouse y Montauban ya que siempre son liosas las grandes ciudades. Dicha vía rápida nos fue bien para ganar tiempo y poder disfrutar de unas carreteras fantásticas para llegar a Vezac. Otra cosa también comprobamos y es que con todo lo bueno que tienen los conductores franceses cuando van por carreteras normal con los motoristas, y lo burros que se convierten cuando van por la autopista. Dos veces casi envisten a Jaume y a mi otras tantas inventándose carriles entre un coche y yo. Por favor, que cosa mas tonta de gente conduciendo.
Salimos de la autopista por Cahors, como he dicho y decidimos descubrir pequeñas carreteras por la zona del Perigod. Cada curva era una sorpresa, una imagen, un pueblo o un aroma. Un juego de claros y sombras o una postal antigua. Una imagen que recordaba a las películas de Dartagnan y los tres mosqueteros, pensando que en un momento u otro te podían salir de cualquier esquina de cualquier pueblo o galopando sobre su corcel en cualquier valle. De verdad, que muy espectacular el paisaje de la zona.
Circulando por la zona llegamos a Vezac gracias al TomTom porque hasta que no estas al lado no te pone una dirección. Suerte que llevaba el mio porque si nos tenemos que fiar del Garmin de Jaume aun estamos dando vueltas por la zona ya que calculo que su cartografía debe ser de la época de Dartagnan, mínimo.
Cogimos la carretera que une Vezac con
Sarlat ya que el camping debía estar por el medio, hasta que nos encontramos a dos motoristas (uno con una BMW 650 y otro con una Harley) que nos indicaron una minicarreterilla donde suponemos que tendría que estar el camping.
Dicho y hecho, allí que vamos y justo encontramos la entrada de éste.
Y una cosa curiosa era el cartelito que estaba en la entrada. Por lo que vi, en Francia se tercia bastante el tema de los campings para motos, incluso llegando a cobrar bastante caro si vas en coche, cosa que la moto no te cobran nada, simplemente la parcela o el alquiler de la rulot o el bungalow.
Nos duchamos y nos refrescamos tomando unas cervecitas con Nati y los compañeros franceses que ya estaban en el camping. El resto de la “armada española” no habían llegado.
Al cabo de unas horas empezaron a llegar. Primero los compañeros del Bilbao, después el gran grupo del Cat y luego dos “balas perdidas” Pep Cudie y Storm.
Después de acicalarse, nos preparamos para cenar todos en grupo. Como era un poco tarde (según horario francés) nuestros vecinos ya habían cenado, así de declinaron nuestra invitación.
Eso si, después de cenar nos dedicamos a charlar tomándonos unos mojitos (que con gusto preparo un servidor), unos coñac y varias bebidas que superaban algún que otro el grado de alcoholemia. Pues bien, empezaron muy modositos nuestros amigos franceses, pero al final solo les falto rebañar pan en la cazuela del mojito.
Si hasta al final hacían gracia las lucecitas navideñas esas.
Después de un buen rato dándole a la “botella” nos fuimos cada uno a sus respectivas carabanas y bungalows ……. ¿Por qué fue así, no?
Por la mañana, después de pasar por la “toilettes” fuimos a desayunar el “petit dejener” típico francés, pan, mantequilla, zumo y el café inbebible de calcetín (esto es Francia, no Córcega).
Antes de partir hicimos la foto oficial del grupo “stromers hispano-frances” y acto seguido emprendimos la marcha.
Primero hicimos una parada a un precioso pueblecito enclavado en una montaña a los pocos kilómetros de iniciar la ruta. Empezamos fantásticamente.
Como comenté anteriormente, estos pueblecitos tienen un encanto especial, cada rincón, cada callejuela, cada ventana, sus tejados. Un todo que te transporta a épocas anteriores. Es una pasada la forma que tienen los franceses de conservar su historia, sus regiones. Aquí ya hubiéramos construido algún armatoste moderno que rompería el encanto del enclave.
Seguimos la ruta por parajes de ensueño hasta llegar a un “almacén – fábrica – tienda” de unos de los manjares mas típicos de la región, el “foie” tanto el de pato como el de oca. Reconozco que no es uno de mis platos favoritos y que si dicho “foie-gras” tiene demasiado gusto a foie (hígado) luego si que es superior a mis fuerzas.
Empezamos probando el de oca y justo es el que tenia demasiado gusto a hígado, pero luego nos dejo probar el de pato y este si que esta bueno. Fino, suave y sin un gusto excesivo de hígado, aunque el precio era para acojonarse un poco. Una latilla de 300 gr me parece recordar que estaba sobre los 40 € y los 60 €, según variante.
Como anécdota destacada fue que cuando llegamos la tienda estaba cerrada pero el vecino de la fábrica nos comentó que nos esperásemos un momento que llamaba al propietario para que viniera a abrirnos. Desconozco si fue por amabilidad o a lo mejor tenia acciones de la empresa.
Después de la cata de rigor (y de comprar algun foia que otro) nos dirigimos a un pueblecito incrustado en la roca donde comeriamos.
Lo normal en cualquier kdd en España sería tener un restaurante apalabrado y con el menu escogido, pero esto no es España y la organización no es la de los “jubiletas” o “booleans” de por aquí. Así que – Aquí hay un Frankfurt - , - Alli hay un restaurante - , - Aquí no se que mas – y que cada uno se espavilara como puediese. Y eso hicimos.
También comentar que la puntualidad española no es la francesa. Frederic tenia intención de salir a las 14:30, pero esto para un españolito de apié es demasiado temprano aun comiendo a las 13 y poco.
Tampoco no nos atrasamos tanto y salimos a las 15 h.
Nos dirigimos hasta el parador megalitico de la “Roche de Saint Cristophe”, un saliente de una montaña donde se tiene constancia que vivian desde épocas prehistóricas hasta mediados del s. XVI.
La verdad es que hubiera sido bonito entrar a visitarlo, pero duraba mas de 45 minutos la visita guiada.
Seguimos la ruta y la belleza de los lugares que pasabamos seguian a su linea. Pasamos y paramos en pueblecitos de la región en el cual se respiraba tranquilidad, sosiego. Un verdadero paraiso.
La ruta siguio hasta otro pueblecito donde se podia apreciar el poder que tenia la iglesia en la época de los mosketeros del rey (baja edad media). Una iglesia enmurallada y las casas del pueblo a su alrededor.
Y habia gente que insistia en llamar al timbre.
Después de la ruta, pasamos media tarde por Sarlat, otro bonito pueblo en el cual habia un mercado.
La verdad es que se veia un pueblo animado y con bastantes bares, asi que por la noche decidimos volver a ver como estaba la marcha en el Perigod. Pero para acabar con la ruta motera que fue a lo que fuimos, nos llevaron los compañeros franceses a un mirador preciosos donde se podia ver gran parte del valle y el rio.
Para rematar la ruta fuimos a visitar un castillo (chateau) de la zona, pero a esas horas ya estaba cerrado.
Con suficiente tiempo volvimos al camping para ducharnos y descansar un rato antes de la cena que nos tenian preparada en una zona reservada.
Los compañeros franceses
Nosotros los españolitos
Como se puede ver, haciendo todos amistad. Cosas que pasan.
Foto de las dos mesas.
Y como no, el organizador que nos dirigió unas palabras de agradecimiento, aunque todos estubimos de acuerdo que los agradecidos eramos nosotros por haber organizado esta salida sin conocer a nadie, ni siquiera la zona.
Después de cenar y de charlar un poco, alguno nos decidimos volver a Sarlat a ver que se cocia por la noche, y la verdad que muy muy bien.
La noche termino muy bien (de forma normal, vaya).
Por la mañana siguiente los compañeros de ruta decidieron volver haciendo un rodeo hacia Carcassone pero mi kit de transmisión no estaba para esos trotes así que decidi acortar camino dirección Andorra y bajar por el Tunel del Cadi.
La ruta fue espectaculat. Casi ni toque autopistas. Los paisajes transcurrian uno detras de otro. Buen tiempo. Hasta que llegue a Aix-Les-Thermes que el TomTom en vez de hacerme bajar por Andorra me metio en un puerto de montaña alucinante pero que no circulaba ni dios. Si me llega a dejar tirado la cadena al RACC le tengo que pasar coordenadas porque soy incapaz de decirle en que carretera estoy. Pero lo que habia era esto.
Llegue a Barcelona con la cadena tiritando. A la mañana siguiente deje la moto directamente al taller.
La salida fue brutal. La compañia inmejorable. Risas y mas risas y con ganas de volver a rodar por esa zona.